Yo soy quien canta a tu ventana.
Y a todas las ventanas,
que han perdido la alegría,
cuando llegó la guerra
y no pudimos pararla.
Pero vosotros no podéis verme,
es imposible ver la alegría volando.
Hace mil años largos canté
con la lluvia en África
y sigo cantando risas alegres.
en los rostros de los niños felices.
Al principio se levantaron mis mofletes,
las risas disecadas comenzaron a desarrollarse,
mis dedos y mis lágrimas se reían más tarde.
Me convertí en un puñado de plantas
y el viento levantó mis hojas.
Nada, nada quiero que me den,
La risa y la alegria de un niño
puede que si la quiera.
puede que si la quiera.
No podrían mirarme aunque quieran.
Los espejos rotos no reflejan la sonrisa.
La sonrisa juega en la cara de los niños.
yo canto y canto a cada ventana:
a cada casa, a cada pueblo.
Dad me, dad me una firma
para que los niños no pierdan su sonrisa
y coman caramelos de naranja.
Laura Ruiz Palacios.
5º de Primaria
2 comentarios:
Hola, me ha gustado mucho tu poesía, espero que hagas más.
Miraré la página.
Muy hermoso y conmovedor el poema.
Publicar un comentario